28/1/13

La opinión de Luís Mesalles, experto en Turismo


Ora Pro Nobis 2013



El turismo ha cambiado, todos hemos cambiado, nosotros también, y mucho. El mundo sigue cambiando con frenesí, ajenos a lo que muchos pensamos. Las ideas brillantes quedan desbancadas rápidamente por las realidades más sensatas.



La tecnología ha variado mucho, no siempre para quedarse. Muchas novedades son borradas del mundo por la siguiente, cada vez más espectacular y usurpadora de nuestro tiempo. Hemos vivido muchos casos de adicción al correo electrónico. Ahora la adicción es al teléfono celular, un instrumento que ha reducido su tamaño a mínimos, y aumentado su potencia y sus prestaciones a ambientes gigantescos. Los teléfonos ya no pueden ser más pequeños, no podríamos agarrarlos en la mano. Pero esto tampoco es cierto, ya que se está experimentado con teléfonos de pulsera, o incluidos en las gafas que casi todos llevamos.

A esta altura de mis reflexiones, no puedo resistirme a la tentación de dejar constancia de algunos votos que sería bueno para todos se cumplieran en este 2013. Visto y comprobado que el 2012 no fue el fin del mundo, seguimos aquí en la pelea de cada día. Tenemos que comprometernos con el 2013, y tratar de que en este año se cumplan algunos de los deseos expresados, o se resuelvan alguna de las situaciones que más afectan a todos los seres humanos:

1 - Información turística. El turismo es ante todo una experiencia personal, una vivencia que sorprenda. Para que entonces gastar tantísimo dinero en lujosos folletos, vistosas publicaciones, pero menos en la realidad del producto. El dinero de la promoción se gastaría mejor en mejorar los equipamientos, la seguridad, y el orden medioambiental de los destinos turísticos. Es muchos más efectivo (aunque menos vistoso políticamente) asegurar la seguridad en un destino, las Bias de transito, la limpieza, etc., y ahorrar en folletos y juergas hasta que todo funcione satisfactoriamente. 

2 - Planes de desarrollo turístico. Casi ningún país adolece de uno o varios planes de desarrollo de su turismo. Los presentan con gran alharaca, bombo y platillo, y pasan a las catacumbas de sus archivos sin muchas veces abrirse. Cada nuevo plan suele ser una versión ligeramente modificada de los anteriores, pero esto no importa. Los planes suenan muy bien políticamente y dan jugo para unos cuantos discursos. Pero los resultados, ¿que? Al presentar un nuevo plan nunca nos dicen como termino el anterior, y que objetivos se lograron y cuales quedaron para otro tiempo.

3 - Cocineros. Quisiera volver a percibir por parte de los profesionales de la cocina, el respeto por los alimentos que manipulan y por los comensales que los consumen. Basta ya de utilizar los restaurantes como laboratorios experimentales de productos alimenticios con nombres escalifrísticos, y con sabores y propiedades nutritivas por descubrir, y encima intentando cobrar tarifas ultra celestiales.

4 - Higiene. Quisiera volver a la costumbre de que los cocineros trabajen con sus cabezas cubiertas. Ahora esto parece que implicara una esclavitud para el profesional, que identifica ir con la cabeza descubierta como un signo de libertad personal. El llevar gorro o cofia parece obligado para el personal de los restaurantes rápidos, pero impensable para los "maestros" de la gastronomía del siglo XXI. La realidad es que la ley en muchos países, obliga a usar gorro en la cocina, usar guantes, prohibiendo el acceso al lugar de manipulación a personas que no vengan debidamente cubiertas. Casi como en un hospital, una cocina debe ser un centro de higiene y prevención. Y esto lo aplicaría también a los "expertos gastronomitos" de la televisión.

Y la lista podría seguir, seguro que cada uno tiene la suya propia.



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