Sin estrellas, también es posible la calidad hotelera

Boletín Turístico

Con frecuencia se abre el debate entre los que apuestan por las estrellas como signo de dogma universal demostración de la calidad en un establecimiento de alojamiento, y los que denigran el dogma y piensan que todo se resuelve con simpatía, sonrisas y flexiones. Tengo una opinión firme en esto, y quiero dejarla expresada lo más claramente posible. 

Las estrellas no tienen NADA que ver con la calidad. La calidad se comprueba mediante la satisfacción de las necesidades y las expectativas del usuario o consumidor. Las estrellas solo indican el grado de los servicios que debemos esperar de un establecimiento de alojamiento. Normalmente, a más estrellas, servicios más completos. Y naturalmente, a más estrellas, más servicios, mayores costos, y mayores tarifas.

Muchos promotores piensan que la única forma de desarrollar un establecimiento que ofrezca rentabilidad suficiente frente a la inversión comprometida, es cobrando más caro, y para ello hay que tener más estrellas. Cuan equivocados están. Los precios son algo así como la inflación. A mayor demanda, mayor tarifa. Si no hay demanda, no hay tarifa, ni rentabilidad alguna.

Por todo ello, las discusiones académicas sobre la bondad de las estrellas no llevan a ninguna parte. Las estrellas solo son una forma de ordenar con cierto sentido común, los establecimientos. Las estrellas indican el alcance de los servicios que se ofrecen. Pero no implica que un hotel de una estrella tenga que estar más sucio que uno de cinco. Todos hemos visto hoteles de muchas estrellas, donde las originalidades de arquitectos y decoradores impiden un correcto y económico mantenimiento.

Muchos artistas expresan públicamente que ellos solo hacen el proyecto, luego es el hotelero operador quien tiene que ver como se las arregla para garantizar la limpieza de sus intrincados o frágiles diseños, y el funcionamiento continuado y correcto de algunas novedades de moda, fruto de ideas recalentadas de los paladines del diseño más actual.

Por ultimo, pienso que las estrellas tienen una función de orden en el posicionamiento mental de un establecimiento. Cuantas veces no hemos visto entre un listado de los hoteles de cinco estrellas, aparecer uno que todo el mundo sabe ni es de cinco estrellas, ni es un hotel, ni se dedica al turismo.

Puede ser un buen negocio para el propietario, pero no podrá engañar a ningún viajero.

www.laprensamagazine.cat