El pintor catalán es considerado el mayor referente del informalismo del siglo XX
El artista barcelonés Antoni Tàpies falleció ayer lunes por la tarde
en Barcelona a la edad de 88 años.
Tàpies hacía tiempo que se encontraba en un delicado estado de salud
Uno de los principales exponentes a nivel mundial del informalismo, está considerado como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX. La obra del artista catalán goza de un centro de estudio y conservación en la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona.
De formación autodidacta, Tàpies consiguió aquello que tanto ansían los artistas de cualquier disciplina, crear un estilo propio. Tapies lo consiguió dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinaba la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto y lleno de simbolismo. Tapies quiso destacar el marcado sentido espiritual a su obra, donde el soporte material ganaba relevancia para significar un profundo análisis de la condición humana.
PERMEABLE A LOS ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS
Antoni Tàpies nació en Barcelona en 1923, en una familia burguesa, culta y catalanista, involucrada desde mediados del siglo XIX en una tradición editorial y librera que despierta muy pronto en el artista un amor por los libros y la lectura. Esta predisposición se ve acentuada por la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar, durante la cual inicia sus tanteos artísticos. Progresivamente Tàpies se dedica con mayor intensidad al dibujo y la pintura, y acaba dejando sus estudios de Derecho para dedicarse plenamente a su pasión. En la década de los cuarenta ya expone sus obras, que destacan en la panorámica artística del momento. La obra de Antoni Tàpies siempre fue permeable a los acontecimientos políticos y sociales del momento. A finales de los años sesenta y principios de los setenta, su compromiso político contra la dictadura se intensifica, y las obras de este periodo tienen un marcado carácter de denuncia y protesta.
ANTIFRANQUISTA Y CATALANISTA
Casado con Teresa Barba Fábregas, Tàpies es padre de tres hijos, Antoni, Clara y Miquel. Durante la guerra civil trabajó algún tiempo en la Generalitat de Catalunya, donde su padre ejercía la abogacía. Unido a la revista de vanguardia Dau el set, a partir de 1948, con Joan Brossa, Joan Ponç, Modest Cuixart, Joan Josep Tharrats, Arnau Puig y Juan Eduardo Cirlot, obtuvo dos años más tarde una beca para estudiar en París donde hizo su primera exposición individual (1956). Insigne cultivador de nuevas técnicas de dibujo, litografía y colage sobre nuevos soportes plásticos, y de la escultura en cemento, bronce o cerámica, incluso en combinación con objetos de uso cotidiano, se opuso al régimen franquista, defendió la cultura catalana desde incipientes posiciones izquierdistas e interés por el surrealismo, la filosofía de Jean Paul Sartre y el realismo social, y participó en la asamblea clandestina, en el convento de los PP. Capuchinos de Sarrià, Barcelona, que impulsó en 1966 la fundación del primer sindicato democrático de estudiantes. Su obra está o ha estado presente en todos los grandes museos del mundo.
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