Luís Mesalles |
Después de la semana festiva de pascua, la tristeza general parece haberse instalado en las mentes de todos, instalada para quedarse. Las noticias económicas desalientan a cualquiera, la bolsa cae, los diferenciales de riesgo suben. Los afortunados que han podido viajar a otros países, se habrán podido dar cuenta de que la crisis no es lo mismo en todas partes. Hay países con situaciones graves, otros que están perdiendo la esperanza, mientras que otros se están reponiendo rápidamente y recuperando posiciones en todos los frentes. Que esta pasando?
En mi opinión, de la que quiero dejar constancia aquí, hay dos actitudes sociales bien claras. Recuerdo la famosa fábula de mi infancia, que la maestra explicaba a todos. La fábula de la Cigarra y la Hormiga. Mientras la cigarra se dedicaba a cantar hasta su muerte, la hormiga solo hacia que trabajar y multiplicarse organizadamente. Los ciudadanos de unos países están dispuestos al esfuerzo de cada día, para mejorar, mientras que otros solo están peleando por mantener sus prebendas y privilegios, otorgados en otras épocas, sean posibles de mantener o no. Da lo mismo, alborotamos porque no queremos darnos cuenta de que hemos disfrutado de lujos y ventajas desmesuradas, que otros no han disfrutado. Lo que le paso a la cigarra frente a la hormiga.
Mientras no seamos conscientes de que solo podemos crecer mediante nuestro esfuerzo, no lograremos salir del hueco en que nos hemos metido, sin ayuda, nosotros mismos. En otros países, no tienen los privilegios que queremos defender, y esto no significa que en ellos los ciudadanos sean maltratados o despreciados. Para salir del problema no tenemos mas remedio que actuar diferente.
Los políticos, aunque saben las soluciones, no suelen querer enfrentarse a las realidades. Prefieren edulcorar los problemas, para hacerle cariños a sus votantes. Que político se atrevería a anunciar que hay que trabajar más horas, tener menos vacaciones, empezar más temprano nuestra jornada? Ninguno. Todos prefieren prometer y a veces hasta dar premios imposibles de mantener, para congraciarse con su publico.
Pero la realidad, siempre la realidad, es tozuda. No cambiaremos nuestra tónica de vida, si no cambiamos drásticamente nuestra actitud. Nuestros jóvenes sueñan con convertirse en funcionarios, para tener garantía eterna de ingresos, sin tener que dar nada más a cambio que haber pasado unas pruebas de selección. Esta actitud no fomentara el progreso, no fomentara nada nuevo, solo una vida relajada. Relajada siempre que haya alguna forma alternativa donde el estado consiga ingresos suficientes para mantener nuestras felicidades. Porque si no generamos actividad, no ganamos dinero, no podremos pagar impuestos, y nos acomodaremos a la triste actitud de darle siempre la culpa al otro. De todo.
Tenemos que cambiar, tenemos que inventar, tenemos que crear, tenemos que esforzarnos, tenemos que trabajar, todos los días, más que nuestro competidor. Solo así podremos hacer aparecer nuevas oportunidades económicas, que nos permitan tener beneficios, generar empleo, pagar impuestos y vivir con mayores garantías. Si ganamos por nosotros mismos, podremos gastar más, dar movimiento a todos y pagar felizmente nuestros impuestos.
Uno de los mayores obstáculos para crear empleo en España es el alto costo de los beneficios sociales, que se han convertido en un lastre que va hipotecando al estado e impidiendo la ágil contratación de más empleados, a todos los niveles. Las empresas se sienten exprimidas y acosadas. Pierden la ilusión por su futuro y ni piensan en crear nuevos empleos.
Más que recortes en los gastos, deberíamos concentrarnos en simplificar drásticamente el empleo, permitiendo que se puedan incorporar al trabajo productivo los millones de jóvenes que lo desean pero no lo encuentran. Y no se trata de simplificar los despidos, se trata de simplificar la contratación. Debemos pasar de especuladores inmobiliarios a creadores y gestores de proyectos empresariales. Y en esto el turismo tiene mucho que hacer. El turismo es uno de los grandes puntales de la economía española, uno de los pocos capaces de crecer y prosperar.
Que hacer? Mis recomendaciones son: más formación profesional, mayor disciplina profesional, mayor ética, competitividad y sostenibilidad en todas nuestras empresas. Trabajar con el objetivo y la posibilidad de perdurar y sostenerse. Trabajar como hormiguitas que somos.
Como la cigarra y la hormiga.
Sin empleo y trabajo no hay crecimiento.
Lluis Mesalles
Consultor internacional en hotelería y turismo, registrado en varios organismos internacionales. Viaja con frecuencia para participar en congresos, cursillos y seminarios relacionados con el turismo. Además de ser el editor del boletin-turistico.com, una publicación semanal con quince años de trayectoria, ha publicado varios libros sobre temas de hosteleria.
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