EN LA IMAGEN , la Humildad de Andrea Fabra a la hora de pedir perdón.
Eso sí, bien abanicada... ¡Es que hace tanto calor que me voy a desmayar!
Eso sí, bien abanicada... ¡Es que hace tanto calor que me voy a desmayar!
La impresentable de Andrea Fabra
y el no menos impresentable de su padre
son un claro ejemplo de comportamiento nauseabundo
que hay que eliminar de la vida política en España.
Es intolerable y repugnante que este personaje siga
cobrando
un sueldazo de todos lo españoles, con tanto desahucido y parado.
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