Artículo de Ambrose
Evans-Pritchard,
jefe de información económica internacional
de “The Daily
Telegraph”.
Excorresponsal en los
EE.UU. y en Bruselas.
Partidario de la Unión Europea.
Los últimos acontecimientos
me han dejado en estado de shock, especialmente por la reacción del gobierno de
Madrid. Pero de todas maneras creo que las últimas declaraciones del ministro
de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, son indignantes. Lo que no
entienden ni Madrid ni el ministro es que ellos ya no tienen la sartén por el
mango. Decir que “nosotros utilizaremos el derecho de veto acogiéndonos a los
tratados de la Unión
para bloquear una posible adhesión de Catalunya” es no entender nada. Ellos,
simplemente, no pueden hacerlo.
Si España impidiera la
adhesión, España misma estaría violando los tratados de la Unión ; y la propia España
podría ser expulsada. No digo que esto vaya a ocurrir. Pero, en cualquier caso,
me sorprende el nivel de incompetencia y la voluntad que demuestra Madrid de
llevar todo esto a una confrontación absoluta.
Ignorar que han salido a la
calle un millón y medio de personas, con la capacidad volcánica que ello
conlleva, me parece una gran estupidez. En conjunto es muy preocupante, porque
veo que se está llevando a extremos amenazadores con declaraciones como las de
García-Margallo, pero también con las de algunos militares: extremistas, de
acuerdo; pero todo esto no deja de ser significativo.
La manera como lo presentan
desde Madrid, incluida la carta del rey, que los catalanes persiguen quimeras,
que quieren alterar el statu quo, etc., no tiene sentido. Ellos, por otra
parte, están creando una especie de 1936. Es muy sorprendente.
Yo creía que 30 años de
pertenencia a la Unión
Europea habrían modificado lo suficiente la mentalidad de la
derecha española. Pero los comentarios de los militares, de García-Margallo y
otros, hacen que me pregunte si los militares pueden tener de nuevo algún papel
en la democracia española. Espero que no. No hay camino de retorno, pero no
deja de ser increíble todo lo que está pasando.
Si el Ministro de Asuntos
Exteriores británico hubiera hecho un comentario sobre Escocia como el que
García-Margallo hizo sobre Catalunya, el escándalo hubiera sido magnífico. ¿Se
lo imaginan? Además, la reacción de exaltación nacionalista en Escocia hubiera
sido incontenible. Pero es que, además, no puedes actuar de esta manera en el
siglo XXI.
¿Cómo reaccionará la Unión Europea ? Bien,
en Bruselas creo que intentarán evitar por todos los medios tenerse que
pronunciar sobre toda esta cuestión. Pero si al final resulta totalmente
inevitable, lo harán. Y si el Estado español piensa que Bruselas se pondrá a su
lado para evitar que los catalanes ejerzan el derecho de autodeterminación,
estará cometiendo otro error de juicio.
Además, existe una agenda
oculta de la Unión ,
no en la Comisión
pero sí en otras partes de la maquinaria, que intenta promover un
fortalecimiento del poder de las regiones en oposición a las naciones estado
tradicionales, que en la práctica son un freno hacia la construcción de una
estructura más federal, de supraestado de la Unión. Insisto : si
en la Moncloa
piensan que Europa les ayudará a aniquilar a los catalanes, están muy
equivocados. Mucho.
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