19/12/13

El error de Pere Navarro en Twitter

Por Gabriel Jaraba

El error en la cuenta de Twitter de Pere Navarro, al haberse publicado un tuit que ha sido considerado inconveniente por su contenido y tono, no ha sido del colaborador “que utilizó la cuenta de forma no autorizada”, como ha dicho la dirección del PSC. El error ha sido del primer secretario del partido socialista por creer que para comunicar en Twitter basta con delegar la tarea en terceras personas para que sigan instrucciones concretas concebidas a partir del marketing político.
El PSC ha dicho que el dirigente socialista “no tenía conocimiento previo del contenido de este tuit, que considera totalmente fuera de lugar”, con lo que se demuestra que en esa formación política –y en casi todas– se ignora completamente lo que la comunicación en Twitter es y lo que debe ser en el caso de una personalidad pública.
La primera reacción del PSC y su principal dirigente fue aducir que alguien había usado indebidamente la cuenta, sin darse cuenta de que es difícil comprender cómo se hackea una cuenta de Twitter de alguien para colar un tuit sin ninguna otra intervanción. Lo que cuesta de reconocer es que una de las personas que los comunicadores socialistas pusieron a cargo del Twitter del primer secretario se pasó de rosca, y que con ello se descubrió lo que es un secreto a voces: que los líderes políticos delegan en terceros una tarea que requiere una gran personalización.
Por supuesto que los dirigentes políticos son personas muy ocupadas que no pueden atender personalmente todas las tareas en que están envueltos y deben disponer de asesores, colaboradores y ejecutores; también en la comunicación, faltaría más. El problema no es este, lo es la concepción meramente instrumental que los partidos, los políticos y especialmente la izquierda tienen de la comunicación. Están anclados en un concepto de agitación y propaganda pre leninista, propio del bakuninismo del siglo XIX, y creen que las redes y medios sociales de Internet son meros altavoces transmisores de consignas y posiciones.
Y no. En las redes sociales los protagonistas son las personas. La comunicación vía Twitter es extremadamente personalizada. Si en Twitter aparece tu cara y tu nombre eres tú el responsable de lo que allí se dice y de lo que con ello se hace.
Es lógico tener colaboradores, asistentes y speechwriters. Pero el líder político debe, no ya supervisar, sino estar encima constantemente de sus tuits. Y nunca debe delegarlos completamente; es necesario escribir personalmente muchos de ellos, dedicar ratos si es posible frecuentes a tuitear. Por una razón muy sencilla: porque se te nota.
Es un error enorme creer que lo virtual no es real, y que en Internet, al no haber presencia física, uno puede esconderse. La virtualidad, paradójicamente, concede una visibilidad extraordinaria. En los inicios de internet alguien dijo que un perro podría comunicar en la red gracias al anonimato, y alguien sensato le contestó que a un perro se le notaría enseguida quien era. No, en internet la cosa no va de máquinas, de tecnologías. Internet es una red de mentes humanas y de personas conscientes; la tecnología es irrelevante por lo que respecta a lo esencial. Y en las cosas del contacto humano directo y esencial hay que andarse con cuidado.
Comprendemos, queridos líderes, lo ocupados que estáis todos. Pero delegar totalmente la actividad en Twitter es como tener que dar un mitin o comparecer en un debate televisivo enviando a que lo haga un colaborador. ¿Se dan cuenta ahora de qué va el asunto? La visibilidad, caramba.


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