Esta pandilla están
convencidos de que somos tontos integrales, lo que no saben –no dan para más-
es que somos el colmo de la prudencia y que no vamos a jorobarnos una Navidad
haciéndonos mala sangre llamándoles por su nombre; pero no estaría de más que
tuvieran cuidado –todos, los unos y los otros- , que el pueblo es más listo de
lo que creen y, a veces, se le hinchan… ¡los villancicos! ¿Y qué pasa cuando al
pueblo se le hinchan los villancicos? Pues que ¡estallan!, y ya no son
villancicos ni nada que se le parezca.
Que la víspera de Nochebuena nos sea leve, ya sólo faltan dos días para Navidad.
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