Actualmente, la legislación francesa prohíbe que “hombres
que tengan o hayan tenido relaciones sexuales con otros hombres,
independientemente de cuándo se haya producido esa relación” donen su sangre.
Donar sangre
es un deber cívico, pero hoy en día en Francia está prohibido para los homosexuales,
del mismo modo que está prohibido para los drogadictos o las personas con VIH y
hepatitis.
El pasado, 17 de julio el Abogado General del Tribunal de Justicia
de la Unión Europea
declaró que la homosexualidad no justifica esta prohibición: "Al excluir de forma definitiva de la
donación de sangre a todo hombre que mantenga o haya mantenido relaciones
sexuales con otro hombre, la normativa francesa introduce una evidente
discriminación indirecta fundada en la combinación del sexo (los hombres) y de
la orientación sexual (la homosexualidad y la bisexualidad)". Por lo
tanto, es hora de que nuestro gobierno se decida a poner fin a esta
discriminación absurda.
Más allá de la discriminación, esta es una cuestión de salud
pública. Si bien se llevan a cabo numerosas campañas cada año para recoger la
sangre que tantos pacientes necesitan, sin esta prohibición habría cientos de
miles de donantes más.
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