Josef
Wesolowski, de 66 años, exnuncio de la Santa Sede en Santo Domingo, fue
detenido ayer a media tarde dentro del Estado Ciudad del Vaticano por «voluntad
expresa del Papa». En la república caribeña y en el Vaticano está acusado de
abusos a menores. La orden de arrestarle, aprobada por el mismo Papa, fue del
tribunal Vaticano y la aplicaron materialmente los agentes de la Gendarmería
Vaticana, en un acto que carece de antecedentes en la historia de la iglesia.
El portavoz,
Federico Lombardi, declaró que «la iniciativa asumida por los órganos
judiciales del Estado es una consecuencia de la voluntad expresada por el Papa,
para que un caso tan grave y delicado sea afrontado sin retrasos, con el justo
y necesario rigor y con la asunción de una responsabilidad plena de parte de
las instituciones de la Santa Sede».
Monseñor
Wesolowski había sido ya condenado en primer grado por el Vaticano y la
Congregación para la Doctrina de la Fe (exSanto Oficio) y se le había reducido
a la condición de simple laico el pasado mes de junio, sobre la base de un
proceso canónico, que siempre tiene lugar en estos casos.
Según la
acusación, el exnuncio habría practicado sexo en Santo Domingo con menores de
edad, que le proporcionaba un diácono de la diócesis, a los que pagaba por sus
servicios. También es investigado por lo mismo en su país, Polonia, cuyas
autoridades solicitaron al Vaticano la situación jurídica del eclesiástico. En
ella se explicaba que el religioso gozaba de un estatus de diplomático, por lo
que la responsabilidad legal de sus actos recae en el Vaticano, ya que era
considerado como ciudadano del Vaticano. Entre Polonia y la Santa Sede no
existe además tratado de extradición.
El exnuncio
había sido llamado desde el Vaticano hace aproximadamente un año y desde
entonces vivía en un convento. Sin embargo, la investigación penal vaticana
siguió su curso y pocos días atrás los gendarmes pontificios informaron de que
se encontraba en Roma y ayer por la mañana fue convocado en el Vaticano, donde
el fiscal le informó de la orden de arresto, que tuvo lugar inmediatamente.
Contra la primera sentencia de condena el interesado había presentado recurso,
pero el fallo lo conocerá en la prisión vaticana.
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