Asociación Española de Pediatría
Hospital de Sant Joan de Deu
El cambio de
hora puede afectar al reloj biológico de los niños provocándoles principalmente trastornos
del sueño. Si bien en 2 o 3 días se recupera el ritmo, existen
herramientas para reducir sus efectos.
El cambio de
hora responde al adelanto y atraso de una hora que realizamos cada primavera y
otoño con el fin de reducir el consumo global de energía, haciendo coincidir el
comienzo de la jornada laboral con las horas de luz. Según el Instituto
para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el
ahorro doméstico en iluminación desde el cambio de horario de Marzo al de
Octubre puede ser de un 5 %.
Actualmente
unos 70 países han adoptado esta medida, y concretamente en la Unión Europea
existe una regulación que unifica los días en los que se producen los cambios
de horario. Se ha establecido que sea el último domingo de marzo y de
octubre.
El próximo
sábado 25 de octubre de 2014 retrasaremos una hora (las 03:00 de la madrugada pasaran a ser las 02:00) con lo que
dormiremos una hora más. y con esta medida se pretende ahorrar energía.
Aunque sólo se
trate de una hora, esta medida puede afectar al biorritmo de los más
pequeños. Según el grupo especializado en sueño de la Asociación
Española de Pediatría (AEP), los niños son el colectivo que más
nota los efectos. Su reloj biológico puede tardar varios días, e
incluso una semana, a adaptarse al nuevo horario.
Respecto al
cambio de hora que tiene lugar en otoño, a diferencia del de marzo, se traduce
en una reducción de las horas de luz y ello puede provocar que tanto
niños como adultos esté más irritables, ansiosos y apáticos. En
general, los problemas que suele generar el cambio horario son dificultades
para conciliar el sueño lo cual más tarde repercute en menos
rendimiento escolar, menor atención, irritabilidad, etc. En los
adolescentes, la cantidad de horas de sueño se ve algo reducida unos días
después del cambio horario.
El cambio en
las rutinas normales del pequeño suele comportar irritabilidad, y también es
posible que haya cambios en el apetito, especialmente en bebés. A medida que se
hacen mayores, los efectos se van reduciendo, aunque no desparecen del todo.
Los padres deben estar preparados, pues sería relativamente normal observar que
su hijo está de peor humor durante esos días.
Cómo reducir el impacto del cambio
horario
Una de las mejores maneras para hacer que el cambio
horario no se note tanto en los pequeños es acostumbrarlos unos días
antes de que se produzca. Así, por ejemplo, se puede retrasar unos
15 minutos el horario de todas las rutinas del niño: comer, dormir, levantarse…
De este modo el cambio resultará menos brusco.
Es bueno comenzar
con este sistema con una semana de antelación al cambio oficial de hora. Además,
es importante que toda la familia le acompañe. De este modo comprobará que el
cambio es algo que afecta a todos los integrantes del hogar y le costará menos
sentirse implicado y acostumbrarse al cambio de hábitos.
El momento en
que los pequeños notarán más el cambio es el domingo por la noche, ya que es
cuando deben conciliar el sueño en un horario que no les resultará
normal.
Es recomendable
explicar a los pequeños la razón por la cual hay una modificación horaria, así
como darles a entender, en la medida de lo posible, por qué anochece más
temprano y por qué motivo en primavera ocurre lo contrario.
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