21/11/14

Los vecinos de Playafels acusan al Ayuntamiento de pasividad ante los chiringuitos ruidosos




  La asociación vecinal El Baixador denuncia 

al Ayuntamiento «contaminación acústica»


·                     Por su parte, el Consistorio tilda de infundadas 
las reclamaciones del grupo de vecinos, 
al que acusa de «falta de perspectiva» y 
de «caer en la manipulación» para tratar de 
solucionar «problemas de índole particular».

El enfrentamiento entre un grupo de vecinos de la playa de Castelldefels y responsables de chiringuitos continuará en la judicatura. Aunque los nueve chiringuitos aceptaron bajar la música e instalar limitadores de ruido para minimizar las quejas de una asociación vecinal, el conflicto se dirimirá en los tribunales.

El Juzgado Contencioso Administrativo 5 de Barcelona ha admitido a trámite la demanda de la Asociación de Vecinos El Baixador contra el Ayuntamiento de Castelldefels, al que achacan pasividad e inacción ante una «problemática de contaminación acústica». Desde el Consistorio tildan de infundadas las reclamaciones del grupo de vecinos, al que acusa de «falta de perspectiva» y de «caer en la manipulación» para tratar de solucionar «problemas de índole particular».

El empeño del colectivo vecinal provocó que la playa de Castelldefels, visitada el verano anterior por más de un millón de personas, perdiese la bandera azul: la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, entidad que otorga el distintivo, castigó a la ciudad por el ruido generado por un único chiringuito, situado en el barrio El Baixador y sancionado con anterioridad por el Consistorio.
Una vez judicializado el conflicto, un contencioso resolverá la disputa a través de «un procedimiento de urgencia reservado a procesos en que los derechos fundamentales están bajo amenaza», explicaron desde el Col·lectiu Ronda, cooperativa jurídica que representa a la asociación vecinal El Baixador.

La demanda de la entidad, a la que ha tenido acceso este diario, asegura que el Ayuntamiento peca de pasividad «a la hora de hacer respetar su propia normativa». Según los denunciantes, el Consistorio no hace todo cuanto está en sus manos para evitar a los vecinos estar «expuestos a niveles de ruido excesivos». Por su parte, el gobierno municipal dice haber hecho «los deberes» para el descanso de la gente.

El abogado que representa a la entidad El Baixador, Marc Vilar, del Col·lectiu Ronda, afirma que la cota de contaminación acústica que afecta a las viviendas de los denunciantes es comparable a «tener una discoteca al aire libre a menos de 80 metros» y «ultrapasa de largo lo que dicta la normativa».
Ese extremo, que el Ayuntamiento y los chiringuitos niegan con rotundidad, «se alarga desde hace más de dos años, sin que la autoridad municipal intervenga para proteger el derecho a la intimidad» de los residentes, según el citado letrado.

El Consistorio rechaza las críticas de pasividad, defiende una «actuación diligente» y reivindica que las actividades de los establecimientos están autorizadas por el Govern. En cuanto a las críticas de falta de diálogo, fuentes municipales señalaron a este diario que El Baixador es «con gran diferencia» la asociación vecinal con la que el alcalde, el popular Manuel Reyes, ha mantenido un mayor número de reuniones.
El teniente de alcalde David Solé explicó al diario EL MUNDO que «hemos hecho los deberes: respeto por el descanso vecinal, abundantes sanciones a chiringuitos, instalación de limitadores de ruido que bloquean cualquier aumento sobre el volumen pactado, y registradores que detectan cualquier equipo de sonido que no pasara por el limitador».

Solé acusó a la entidad de «falta de perspectiva» en cuanto a la dinamización de la playa: «Problemas particulares nunca deberían derivar en una demanda. La manipulación no debe consentirse en una entidad vecinal. Poner palos a las ruedas al crecimiento de Castelldefels no debería ser el modelo», zanjó.



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