Una
investigación del Observatorio de la Policía Local
demuestra que la reapertura
de los establecimientos
supondría un incremento del 28% de la delincuencia
registrada en la zona
El cierre de los macroprostíbulos Riviera y Saratoga,
en Castelldefels, hace ahora siete años ha reactivado
las zonas en las que se ubicaban ambos establecimientos. Es la conclusión a la
que ha llegado el criminólogo y director del Observatorio de la Delincuencia de
la Policía Local de Castelldefels, Carles Soto Urpina, tras realizar un
estudio de la zona basado en el reconocido método internacional Bowers and
Johnson, elaborado por los científicos ingleses del mismo nombre.
En ambas áreas urbanas, explica el trabajo de Soto
Urbina, ha disminuido la delincuencia, ha aumentado la calidad de vida de los
residentes, se ha reducido el gasto del Ayuntamiento en servicios de
limpieza y en mantenimiento de mobiliario urbano y se ha incrementado el
precio de la vivienda.
La mejora es diferente en los dos barrios, ya que cada
uno tiene unas características distintas, pero en ambos se ha experimentado un
claro aumento de la percepción de seguridad y convivencia. En la zona donde
estaba ubicado el Riviera, un área tradicionalmente más residencial, se
había reducido el precio del metro cuadrado desde que se instaló el
establecimiento. Los vecinos, según las encuestas que ha realizado Soto Urbina,
se quejaban continuamente de la existencia del macroprostíbulo y de lo que
traía consigo.
Antes de que lo instalaran, recuerda el autor, era una
zona residencial de nivel. Algunos familiares de los deportistas de élite
que acudieron a los Juegos Olímpicos de 1992 estuvieron viviendo en este
lugar porque estaba bien considerado. Tras la llegada del Riviera, sin embargo,
empeoró la imagen, los precios bajaron y los vecinos cada vez se quejaban más.
La desaparición del macroprostíbulo, por lo tanto, ha devuelto a la zona su
imagen original. "Ha cambiado totalmente", resume Soto Urbina a El
Confidencial.
Los edificios en los que se ubicaban continúan hoy
vacíos y a la espera de que los dueños los vendan o decidan dedicarlos a otros
usos
El caso del Saratoga es diferente, porque está ubicado
en una zona de ocio que sigue teniendo esta finalidad hoy día, lo que hace que
continúe suponiendo un punto caliente para la labor policial. El perfil
de consumidores, sin embargo, es muy diferente, reconoce el responsable del Observatorio de la Delincuencia de la Policía Local de
Castelldefels, que actualmente asesora a un cuerpo de seguridad de
Argentina en la aplicación de medidas preventivas y en la medición de la
actuación policial en este sentido.
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