La GUIA MICHELIN 2020, de nuevo pasa de puntillas por Catalunya

Jordi Cruz (Angle), que logra su segunda estrella y Artur Martínez (Aürt) que gana la primera, mantienen a BCN como capital gastronómica de Catalunya, en una gala que, como de costumbre fue tacaña con nuestra oferta restauradora

- Pierden la distinción Gaig (por cierre y traslado) y La Barra de Carles Abellan, mientras que Cinc Sentits la recupera y Berasategui alcanza las 12 tras lograr dos más.

- ¿Es que no hay en todo el Baix Llobregat un solo restaurante merecedor de una estrella?

La guía Michelin 2020, que se ha presentado en Sevilla, mantiene Barcelona ciudad como capital gastronómica de Catalunya, pese a su habitual tacañería en reconocer nuevos valores de la elaboración coquinaria.

No obstante, y como prueba de su supremacía, es la que acumula más estrellas Michelin de España, 32. Para mantener ese estatus han sido decisivas las distinciones que han logrado Jordi Cruz (la segunda por Angle), Artur Martínez (la primera por Aürt) y Jordi Artal (recupera la que perdió por el traslado de Cinc Sentits).

Justo son tres estrellas las que separan Barcelona de Madrid, que cuenta con 29. Y eso que se han perdido las deGaig (por cierre y traslado) y La Barra de Carles Abellan, que parece haber pagado el cambio del local de la avenida de Joan de Borbó al entresuelo del Hotel W. 

En Catalunya, hay ganadores y perdedores de entorchados. Se brinda por Deliranto (Salou), que ha seducido a los inspectores de la guía por su "original propuesta de base narrativa y tintes teatrales" del chef Josep Moreno, que es capaz de inspirarse en 'El Principito', en Charles Dickens y en 'Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas', y se llora por Terra (S'Agaró), que ya no contaba con Paco Pérez, y Els Brancs (Roses).

Pero la guía sigue siendo tremendamente injusta con la cocina de un genio como Nando Jubany (¿qué no le debe gustar a la inspección de Michelin del chef de Calldetenes?) y otros tantos que son merecedores, como mínimo de la primera estrella. ¡Que no todo en la cocina es creatividad, sino que esencialmente debe valorarse el cariño en el trato de lo ancestral y del producto del KM0! Y si los inspectores de Michelin no saben valorar esta premisa, que se dediquen a otra cosa. ¿Alguien entiende que en todo el Baix Llobregat no haya un solo restaurante que merezca una estrella?

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