5/12/19

Las agresiones a vigilantes privados han convertido su trabajo en una profesión de riesgo. Rafa García Jiménez, vigilante de Prosegur, murió en la estación de Castelldefels por la rotura del esternón a consecuencia de una patada

"Agresiones, vandalismo, es algo que por desgracia se está volviendo demasiado habitual. Es como una ruleta rusa" lamentó Manel Bailón, uno de los tres vigilantes de seguridad agredidos el pasado domingo por la mañana en la estación de Pineda de Mar, en el Maresme, cuando intentaban separar a una quincena de jóvenes que se estaban peleando en el interior del convoy, que cubría el trayecto entre Blanes y Barcelona.
Los tres vigilantes requirieron atención médica. Un vigilante terminó con cuatro puntos en la cabeza, donde tenía una herida, y dos puntos en la nariz, otro con una fuerte contusión en un ojo por una pedrada y una trabajadora quedó herida de una contusión en un brazo. Los Mossos detuvieron a dos jóvenes, un menor y el otro de 19 años como presuntos implicados.
Este hecho, desgraciadamente, no es ninguna novedad. Las agresiones a vigilantes de seguridad que prestan servicio a Cercanías se repiten desde hace años y en 2011 costó la vida a un vigilante del servicio de seguridad de la estación de Renfe de Castelldefels.
El sindicato Alternativa Sindical denunció el pasado miércoles 20 de noviembre una nueva agresión a dos vigilantes de seguridad en la estación de Cercanías de San Vicente de Calders, que fueron atacados por una mujer cuando intentaron detenerla. Los trabajadores fueron mordidos, arañados y golpeados repetidamente por una mujer -que terminó detenida-, y tuvieron que ser trasladados al hospital.
Dos hombres, de 20 y 25 años protagonizaron una agresión a las seis de la madrugada del 24 de abril de 2016 contra dos vigilantes de seguridad de un tren en Sant Pol de Mar hiriendo a uno de los guardias, que tuvo que recibir varios puntos de sutura. Los jóvenes fueron detenidos en la misma estación por los Mossos.
En otro episodio de violencia gratuita, un chico arrancó de un mordisco el lóbulo de una oreja a un interventor de Renfe cuando éste lo sorprendió el 22 de agosto de 2014 viajando sin billete en la estación Mollet, en la línea R-3 de Cercanías.
El joven se abalanzó sobre el vigilante que le pidió el billete y le mordió en la oreja hasta arrancarle el lóbulo. El revisor tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para reconstruirle la oreja después de la amputación. El chico, de 18 años y vecino de Parets del Vallés, pudo huir del lugar pero posteriormente fue arrestado por los Mossos por delito de lesiones y atentado contra la autoridad.

Castelldefels.
El caso más dramático de violencia extrema

El caso más dramático de violencia extrema, que terminó con la muerte de un vigilante, se produjo el día 1 de abril de 2011. Rafa García Jiménez, vigilante de la empresa Prosegur, murió en la estación de Castelldefels (Barcelona) a consecuencia de la rotura del esternón por las patadas que le dio el agresor. Un joven de 20 años, le propinó un puñetazo en la nariz que ya le hizo caer y lo dejó aturdido, pero -cuando el vigilante ya estaba en el suelo- continuó con patadas en el pecho, que le provocaron las lesiones mortales.
La violencia desatada contra vigilantes no se limita a Cercanías, también en otros servicios públicos como el metro de Barcelona han agredido a agentes. La madrugada del 22 de octubre de 2017 se produjo una agresión múltiple a dos vigilantes en la línea cinco del metro. Según informaron los Mossos, los cinco hombres, de nacionalidad hondureña y ecuatoriana y que fueron detenidos meses más tarde, "rodearon los dos vigilantes, los increparon verbalmente y consiguieron tomar su credencial del uniforme y sus defensas, mientras los golpeaban y les proferían insultos". Un tercer profesional de la seguridad privada, que estaba fuera de servicio, intentó defender a las víctimas, pero también resultó agredido por los jóvenes.
Los jóvenes huyeron del lugar y dejaron a los vigilantes heridos de diversa consideración dentro del vagón: uno con dos dedos y un diente rotos, otro con una brecha en la frente que requirió seis puntos de sutura y en cuanto al tercer vigilante necesitar catorce puntos de sutura en la mandíbula y diecisiete en la cabeza.
Un vigilante de TMB también resultó herido el 2 de junio de 2016 a las 8 de la mañana cuando intentaba detener una pelea entre dos hombres contra otro. El agente quedó herido el tobillo.
Vigilantes privados de Cercanías y interventores también fueron agredidos en la estación de Sants en septiembre de 2014, a plena de luz del día. Los hechos comenzaron cuando una pasajera se quejó a personal de Renfe que cuatro personas habían colado tras él, con empujones y sin pagar. Cuando localizaron las cuatro personas fueron insultados y agredidos.



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