Un día al año no es suficiente
para rendir homenaje a las
madres,
ni todas las palabras del mundo bastarían
para decirles lo mucho que
las queremos.
Salud por todas las madres. Por las
solteras, las casadas y las divorciadas. Por las que esperan con una mano en la
barriga y otra en la espalda. Por las que recién están aprendiendo a dar de
lactar a sus hijos, por las que comienzan a preocuparse por sus primeras
salidas nocturnas y por las que hace años los vieron irse de su casa.
Salud por las que sueñan y por las
que no pueden dormir. Por las que se desesperan y por las que exasperan. Por
las que escriben y por las que leen. Por las que suman y por las que restan.
Por las que trabajan y por las que se dejan trabajar. Por las que hacen
malabares para llegar a fin de mes.
Salud por las que ya no están en el
corazón de sus hijos. Salud por las que curan, por las que enseñan, por las que
cuentan, por las que informan. Salud por las nuevas y por las que coleccionan
arrugas y canas. Salud por las que luchan, por las que se sacrifican, por las
que siempre pueden un poco más si piensan en sus hijos.
Salud por las que reniegan, por las
que regañan y por las que se ríen. Por las que castigan y por las que premian.
Salud porque ninguna puede impedir que sus hijos sufran, pero todas estarían
dispuestas a sufrir ellas antes que ellos.
Salud por las que juegan con sus
hijos, por las que no tienen tiempo para hacerlo pero que al final del día
siempre encuentran un segundo para darles un beso antes del sueño.
Salud por las que mandan y por las
que obedecen. Salud por las que vocean instrucciones, por las que dirigen el tránsito
y por las que dirigen empresas. Salud por las que corren, por las que caminan.
Por las que ya no pueden caminar, pero siempre sonríen.
Salud por las que curan las rodillas
de sus hijos cuando se caen, por las que jamás los dejan caer y por las que los
levantan. Salud por las que lloraron cuando los vieron caer. Salud por las que
los dejan levantarse solos aunque se mueran de ganas de ayudarlos.
Salud por las que saben cocinar y
por las que compran cocinado. Salud por las que se ensucian las manos y por las
que se dejan las uñas largas. Por las que esperan a sus hijos en la ventana.
Por las que salen a buscarlos. Por las que los encuentran. Salud por las que
los perdieron para siempre. Salud por las que los recuerdan. Porque una madre
siempre, siempre recuerda.
Salud por las que aprenden y por las
que enseñan. Por las sexys y por las sobrias. Por las que saben escuchar y por
las que no paran de hablar. Por las que bailan y por las que cantan. Por las
que rezan y por las que maldicen. Por las que creen y por las que dudan.
Salud por las que además de madres
son hermanas, tías, abuelas, madrinas y amigas. Salud por las que son hijas
únicas. Por las que tienen solo un hijo. Salud porque no han dejado de ser
esposas y mujeres. Salud por las que son fieles y por las que solamente son
fieles a sí mismas. Salud por las que mienten, pero jamás a sí mismas. Salud
por las que se ríen cuando están solas.
Salud por las madres de corazón, por
esas que parece que no pueden pero que intentan, intentan y que jamás dejarán
de intentar. Salud por las que no pudieron. Salud por las que no quisieron y
ahora se arrepienten. Salud por las que no se arrepintieron pero que ahora
quieren.
Salud por las que se derriten cuando
sus hijos les dicen mamá y por las que les gusta que las llamen por sus
nombres. Por las que comen chocolates y por las que comen manzanas. Por las
hadas y por las brujas. Por las que despiertan a sus hijos con un beso. Por las
que se quedan a mirarlos cuando duermen.
Salud por las que dijeron me voy y
por las que dijeron me quedo. Por las que escuchan música y por las que miran
la calle. Por las que parecen ángeles y por las que se creen diablillas. Por
las que dibujan y por las que pintan. Por las que están en un país lejano y por
las que regresaron a casa.
Salud por las que están en una
prisión y por las que se han ido de luna de miel. Por las que sufren y por las
que lloran. Por las que disfrutan y por las que se ríen. Salud por las que
dejan a sus hijos en el colegio y por las que van a visitarlos al cementerio.
Salud por las que continúan besando
sapos hasta dar con su príncipe. Por las que dejaron de buscar a su príncipe y
se quedaron con el sapo. Por las que buscan a su princesa. Por las que fuman y
por las que van al gimnasio. Por las que quieren tener más hijos y por las que
ya no soportarían uno más. Por las poetisas y por las musas. Por las que
emergieron del caos y por las que abrazaron la luz.
Salud por todas ellas, porque para
nosotros, los hijos, nuestras madres siempre serán las más lindas del mundo,
aquel ser irreemplazable que nos trajo a la vida y que jamás dejó de estar
atenta a cada uno de nuestros pasos. Porque solo en ellas confiamos. Porque sólo
a ellas las amamos de verdad. Por eso y mil cosas más, salud por vosotras.
¡Feliz día, mamá!
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