Conferencia del magistrado
sobre tema del déficit
tarifario
““La
luz no se puede cortar, es un servicio público esencial”, afirma el juez
“Usted regula el precio,
usted se come el precio“. Ante más de 300 espectadores, otros
500 por internet y 8 asociaciones y expertos energéticos, el
juez Elpidio
Silva se
mostró así de rotundo este jueves en el Ateneo de Madrid y añadió que no es
verdad que las eléctricas necesiten un “tercer rescate” europeo que al final
asume el ciudadano por la vía del Estado, como ha ocurrido con la quiebra del
sector bancario provocada por Bankia.
El “lobby” eléctrico pretende cobrar lo que llama “déficit de tarifa” (1000
euros por cada contador) pero el magistrado lo niega porque ese
déficit está “mal calculado”: “en realidad nos deben a cada ciudadano 4000 o 5000
euros“.
Con su ya célebre y sosegado tono de
voz, seseante y susurrante, el magistrado explicó que hacer pagar ahora a todos
los ciudadanos por el
déficit de las eléctricas de los últimos 30 años nos equipara a “siervos” o
“vasallos” y culpó a los Gobiernos de Felipe González y José
María Aznar de
habernos hecho creer que un servicio público esencial como es la luz o la
calefacción en invierno podría cortarse. Entre salvas de aplausos, Elpidio Silva concluyó: “La
luz no se puede cortar, es un servicio público esencial, como no se puede dejar de
atender a un ciudadano gravemente enfermo que se acerque a un hospital, sin caer en el delito
de homicidio u omisión de socorro”, como ha ocurrido en Treviño (Burgos): “Las eléctricas tienen derecho a
cobrar, pero no a cortar y para eso están los embargos judiciales y otros
procedimientos administrativos. La liberalización nos hizo pasar por ley
de una condición de
usuarios a consumidores, pero es mentira: sigue siendo un servicio público porque es esencial para la
comunidad y porque desde todos los criterios esenciales es así, pero en Europa lo que se ve
aquí con las eléctricas se considera un barullo“.
El juez culpó a los gestores y a los
consejos de administración de querer hacernos creer que las eléctricas han
cobrado de menos al consumidor y ahora deben repararlo, cuando el problema ha
sido el
“circo” que han montado con la continua mezcolanza de intereses políticos y
eléctricos: “Italia tiene más de 20 puntos de déficit público
que España y sin embargo paga por la deuda soberana la misma prima de riesgo
que España. ¿Por qué Italia paga lo mismo debiendo más?. Porque la reputación de
Italia es mejor que la de España. Un país que que
organiza este circo no tiene reputación y el valor reputacional, marca o canon
de España tiene un precio. Y
cuando una gran corporación soporta un valor reputacional, tiene que haber
protocolos de actuación muy severos, transparencia eminente y clara, accesos
públicos a los datos y a la información, normas de organigramas, perfiles de
gestores… Hay
que pedir por vía judicial los protocolos de los 10 últimos años en las
eléctricas y
si nos dicen que ocupan una montaña, al menos exhibirlos para que los
denunciantes los analicen”.
Y es que Elpidio Silva está convencido que el “circo” de
las eléctricas, con el trasiego de políticos en las compañías, acabará en los
tribunales, pues las eléctricas han creído que operan en un país de la Edad
Media: “El siervo no podía abandonar la parcela aún
pagando, el vasallo tampoco podía pagar un precio por su liberación. Se parece
a lo que han hecho ellos con la luz: nos dicen que tiene déficit pero
hay que calcular con precisión cuanto se debe y por qué ¿Es aceptable que
toleremos que el déficit lo tarifiquen ellos? Los ciudadanos han pagado durante
muchos años el servicio y ahora les dicen que deben dinero. El ciudadano no
puede consignar porque no se sabía que debía ni cuanto. Y el derecho no puede
aceptar la arbitrariedad que supone que solo una de las partes vaya a
cuantificar el déficit“.
“Los gobiernos de Felipe González pusieron en marcha la
liberalización de este servicio. Lo hizo por tramos del 25% y el ultimo tramo,
casualidad, le toca hacerlo a José
María Aznar. Lo interesante que tiene este tramo es que coloca
en la cúpula de la gestión a determinadas personas que, también casualidad,
estaban especialmente allegadas a este político”, dijo Elpidio Silva con sarcasmo, recordando que esto
mismo también se organizó con
todo el “núcleo duro” de la economía: el sector Energético,
Telefónica, Telecomunicaciones, Argentaria, Tabacalera…
“Han hecho leyes para
hacernos pasar de ser usuarios a consumidores, pero es mentira: la luz sigue
siendo un servicio público porque es esencial para la comunidad desde todo
punto de vista. Porque lo digan cuatro leyes no deja de ser un servicio
público, el
error procede de una mala traducción del concepto de servicio público que
hizo Eduardo García de Enterría, y coló
porque estábamos en el
último tramo del franquismo”.
“El servicio público lo constituyen
los servicios esenciales de la comunidad, aquí se liberalizó el sector
eléctrico para rebajar el déficit público hasta un tope que era el que exigía
Europa para entrar en el club, pero no se puede privar a alguien del uso o del
servicio, la luz o la calefacción no se puede cortar. Si un ciudadano no paga,
un juez decide si abre un procedimiento de embargo de bienes, pero jamás se
corta. Es un servicio público que no deja de serlo porque Europa exija rebajar el
déficit”, explicó.
Elpidio
Silva tachó
de “barbaridad” haberlo hecho y lo comparó con lo ocurrido
en Treviño, donde un servicio vasco de ambulancias no atendió a un niño de 3
años que murió porque el pueblo pertenecía a Burgos y no a Euskadi, donde
estaba el hospital más cercano: “seguramente se abrirá un procedimiento penal por
homicidio u omisión de socorro“, ya que “si alguien se acerca a
un centro sanitario gravemente enfermo hay que atenderle. Lo del pago se
gestiona después, antes es un servicio público”. Por eso animó a pensar
por qué “a principios del siglo XX esta idea estaba bien
calada en la ciudadanía y ahora la hemos perdido“, hecho que
tachó de “vergüenza“. “¿Cómo es posible que
los ciudadanos no se hayan enterado de un tema como este?”, concluyó.
De Iberdrola, “cuando insinuó un tercer rescate
por la deuda eléctrica con el argumento del “oiga, yo quiero cobrar”. ¿Qué es
esto? ¿Cómo se puede tolerar algo así? La ciudadanía debe haberse ausentado o
desmovilizado de sus intereses porque si uno está pendiente no ocurre esto. Los que tienen la
obligación de
la eficacia en la defensa de los intereses ciudadanos han fallado. Es
intolerable que alguien diga que tiene una deuda y nadie se oponga a que el
arbitrio lo imponga una sola de las partes: eso es algo
jurídico-totalitario”.
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